viernes, 30 de julio de 2010

Plantas medicinales y Energía Elemental


La pasada noche de San Juan, como todos los años, muchas personas salieron a recoger diferentes plantas medicinales y mágicas como el hipérico, verbena, milenrama, lavanda, ruda, etc siguiendo diferentes tradiciones y rituales que proceden de tiempos en los que la sabiduría no se encontraba en libros o escuelas, sino en la vida.
Ahora, en plena era científica y tecnológica, cada vez hay más gente que emplea las plantas medicinales para tratar sus dolencias o prevenirlas.
La botánica medicinal cada vez descubre nuevos principios activos que explican y justifican su empleo. Y digo que explican porque la sabiduría popular y tradicional ha funcionado desde la experiencia y supervivencia. En todo caso se está dando un avance social, cultural y práctico al implementarse su empleo.
Sin embargo existe el riesgo de basar el éxito de las medicinales sólamente en sus propiedades químicas, lo cual es tan parcial y limitado como nuestra aceptada percepción de la realidad. Las plantas, como la enfermedad y como todo lo que experimentamos como existente, es más, mucho más que lo que nuestra mente y limitados sentidos aprecian.
Muy diferentes y distantes tradiciones de conocimiento consideran a las plantas más que meras fábricas químicas, respetándolas y comunicándose con ellas como con seres vivos y esencialmente energéticos. Esta energía es considerada como el espíritu particular de la planta,su fundamento y causa vital. Es lo que llamamos ELEMENTAL y que han permanecido en nuestra memoria como seres míticos y fantásticos como gnomos, duendes, elfos, hadas, etc.. Estas son entidades energéticas reales que a veces interactuan en nuestro plano de "realidad" y que niños y algunos adultos sensibles o con un especial entrenamiento pueden percibir.
Muchos elementales de las plantas tienen o tal vez sea más correcto decir, adoptan una apariencia más o menos antropomorfa. Todos los rituales arcaicos de recogida y tratamiento de plantas medicinales y mágicas lo que pretenden es propiciar este aspecto energético o elemental de las mismas. El elemental tiene inteligencia, diferente de la nuestra, pero consciente de que se encuentra en un peldaño evolutivo anterior al nuestro y por lo tanto, para ayudarnos.
Propiciar a un Elemental significa poner su energía y voluntad a nuestro servicio, algo que sólo se puede conseguir con respeto y conocimiento por nuestra parte. Así a la química de los principios activos de la planta sumamos la energía de su esencia espiritual. Para actuar desde éste nivel es necesario comprender que toda enfermedad, más allá de sus síntomas, es un desorden energético de nuestro propio sistema. Nosotros somos enormemente complejos, más allá del cuerpo físico tenemos otros cuerpos, canales y estructuras energéticas implicadas en el proceso de enfermar y sanar, en el proceso de existir.
Si cuando cogemos una planta en el campo actuamos con delicadeza y respeto, primero explicándole que la necesitamos porque nos puede ayudar a sanar y rogándole a su Elemental que actúe también en el proceso curativo, la estructura física y sensible de la misma entra en un proceso de anestesía al ser cortada o arrancada. Y lo más importante, su energía interactuará con la nuestra trabajando en el proceso de sanación desde una accíón más holística y más dirigida a los factores causales que a los meramente sintomáticos.