lunes, 11 de julio de 2011

Precaución en el empleo de algunas Plantas Medicinales



Tussilago Fárfara, foto del autor

Gracias a la evolución de la Fitoterapia y a las investigacion sobre las plantas y sus propiedades, hoy tenemos mucha información que deberíamos emplear y transmitir a la hora de usarlas medicinalmente. Han pasado aquellos viejos tiempos en los que nuestros casheros y aldeanos conocían el empleo de un limitado número de plantas para el tratamiento de las enfermedades más comunes. Hoy podemos acceder no sólo a muchísimas especies, sino que además tenemos formas muy cómodas, variadas y prácticas de utilización. Esto hace posible el poder prescindir de aquellas plantas que aunque han sido empleadas tradicionalmente, tienen sustancias tóxicas que pueden afectar a nuestra salud, y cuyo descubrimiento, aunque no es reciente, no ha sido debidamente divulgado. Por ejemplo, tenemos el caso de los alcaloides pirrolizidínicos que plantas como el Tussílago Fárfara(Tusílago), Pulmonaria Officinalis(Pulmonaria), Borago Officinalis(Borraja), Senecio Vulgaris(Hierba Cana),Senecio Jacobea, Senecio Nemorensis, y aunque presente sólo trazas, Echinácea Angustifolia(Equinácea), entre otras.
En los textos más elaborados veremos reflejada esta información, que falta en muchas publicaciones divulgativas de acceso a un público mayoritario. También es esencial que quienes prescriban o vendan plantas medicinales, y desde luego, las marcas comerciales,
indiquen la presencia de este tipo de sustancias, sus riesgos y/o limitaciones de uso,
como en el caso de la Echinácea, que se aconseja en tratamientos discontinuos con amplios descansos. Estos alcaloides son hepatotóxicos y potencialmente carcinogénicos, por lo que de entrada, las personas con problemas hepáticos o con tendencia a padecerlos no deberían emplear dichas plantas, que en todo caso pueden ser sustituídas por otras inocuas. Soy de la opinión de que debido a la permanente y brutal agresión que nuestro hígado padece por nuestro loco tipo de vida(conservantes, saborizantes, colorantes, pesticidas, herbicidas, química y radicales libres de todo tipo, e ira, mucha ira acumulada por tantas cosas en tanta gente, etc) es inteligente minimizar en lo posible los impactos que nuestro pobre hígado sufre. Lo de la ira no es broma, el hígado se altera energéticamente con la rabia acumulada, la ira que no fluye debida, sana y justamente y abre así las puertas a la enfermedad física. Tenemos muchas herramientas a nuestro alcance para mejorar la vida de todos. Querer es poder.