viernes, 26 de noviembre de 2010

¿ Donde están los hombres?




El miércoles 24 ofrecí una charla en la Casa de Cultura de Loiola
con el tema " El Arte como terapia y crecimiento personal " y
a la que acudieron bastantes personas, entre ellas dos hombres.
Dos.

En la clase de Yoga, muchas mujeres y un sólo hombre. Uno. Es-
toy demasiado acostumbrado a esto. En todo tipo de cursos, talle-
res, seminarios, grupos, conferencias, etc, hay una abrumadora
mayoría de féminas.

Siempre se ha dicho que las mujeres son más inquietas espiri-
tualmente que los hombres, más evolutivas y curiosas ante los
misterios de la vida, más sensibles.
Y es verdad. Pero me pregunto si esto es todo, si acaso nos esta-
mos conformando con una verdad a medias, con un lugar común.
O simplemente, como hombre, me molesta que nosotros seamos a-
sí, tan pedestres y mesetarios, tan ausentes de motivaciones ante
los infinitos retos que la vida nos ofrece, tan autosuficientes ocul-
tando nuestras dependencias y carencias.

Sin duda, en este momento hay una tremenda crisis tanto en la
identidad masculina como en la femenina. Hay mucha confusión en
el juego de papeles, mucha ideología y economía incidiendo en los
respectivos roles, así como un cada vez mayor alejamiento de las
leyes de la naturaleza que operan constantemente en nuestro exis-
tir a pesar de nuestra ignorancia.

A mi entender, es necesario un debate en profundidad sobre que
está ocurriendo realmente en la dinámica de los dos sexos. Descu-
brir porqué los hombres están tan ausentes de las actividades de
crecimiento personal y las mujeres tan presentes. A mi alrededor
hay bastantes mujeres de mediana edad que están sólas aunque quie-
ren tener una pareja, y se quejan de no encontrar hombres que pue-
dan caminar junto a ellas a este nivel que podemos llamar evolutivo.
Son mujeres inteligentes, atractivas, inquietas y con experiencia en
diversas terapias.
Se quejan de que los hombres que las contactan o rodean, están
en otra onda, que no las comprenden ni comparten intereses de este
tipo. Y creo que tienen razón, aunque me fastidie.

También tengo un muy querido amigo profesor de Tai Chi que opi-
na que muchas veces y refiriéndose a grupos de mayores, que los hom-
bres están jugando a las cartas o viendo la tele precisamente porque
no quieren estar con las mujeres. Quieren descansar, quieren que los
dejen tranquilos, a su aire. Esto pareciera reflejar una excesiva presión
ambiental doméstica y tal vez sea parte de la respuesta para un colecti-
vo como el de los mayores. Y tal vez este colectivo sea de los más desmo-
tivados y con una cultura precaria que no animaría precisamente afanes
evolutivos. Pero ellas si que participan. ¿ Que ocurre entonces ?. ¿ Y que
pasa con los jóvenes o los de mediana edad ?

En muchas mujeres aprecio una búsqueda de poder a través del conoci-
miento y sus diversos caminos. Es como si no fueran conscientes del enor-
me poder que ya poseen y que procede de su Sakthi o energía específica-
mente femenina, enormemente creadora y orgásmica y que tanto miedo
da a los hombres. O tal vez están buscando inconscientemente caminos
para poder canalizar dicha energía y poder.

Por otra parte, creo que los hombres estamos también descuidando nues-
tro poder específico, el de Shiva, que es virilidad en estado puro y actuan-
do la mayoría de las veces desde un machismo e inmovilismo que nada
tiene que ver con la dinámica y evolutiva naturaleza masculina. Y desgra-
ciadamente adoptando, a veces, roles autoritarios y violentos que sólo ex-
presan nuestra incapacidad, debilidad, dependencia y falta de autocontrol.

En todo caso, tenemos aquí un hermoso campo de indagación y clarifica-
ción, de debate y armonización para que los dos sexos podamos compar-
tir un mismo viaje transformador, más gozoso, luminoso y consciente.
Compañeros de viaje en esta actual nave planetaria, diciendo sí al amor y
no a la guerra, sí a la plenitud y no a la mediocridad, sí a la vida y no a la
agonía evitable.

Y llenando así, más o menos al 50% de mujeres y hombres, las charlas que
dentro de muchos años y próximas vidas seguiré ofreciendo.

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