domingo, 8 de enero de 2012

Contaminación de las Plantas Medicinales



Fotos: Allium ericetorum, Ajo silvestre y comestible, del autor.

La contaminación es un fenómeno que también alcanza a las plantas. Afortunadamente
la gasolina ha dejado de tener el peligroso plomo, lo cual beneficia tanto a seres sintientes como al consumo de plantas que viven junto a las carreteras y autopistas. Podemos recordar los trigales, viñedos y frutales, así como huertas, etc, que se encuentran en sus cercanías. Pero el humo de la gasolina sigue teniendo numerosas sustancias que si bien no afectan negativamente a las plantas (incluso puede ser un buen abono), son nocivas para los animales y personas. De estas sustancias, como el peligroso plomo, destacamos los metales pesados como el hierro, manganeso, fósforo, potasio, cadmio, selenio, etc cuyo mayor problema para el organismo es su factor de acumulación y su difícil eliminación del mismo. Otro tanto ocurre con la contaminación aérea procedente de humos industriales, urbanos y de calefacción, cuyos elementos tóxicos no sólo afectan al aparato respiratorio, sino que además se acumulan en nuestras células, órganos y huesos. A esto hay que añadir respecto a las plantas medicinales y verduras comestibles, una contaminación en origen, procedente de abonos, herbicidas, insecticidas, etc empleados en su producción. Esto dibuja un panorma sumamente inquietante pero real, y sólo desde la consciencia de la realidad, ésta puede ser transformada.

A la hora de emplear plantas medicinales comerciales, tenemos la posibilidad de emplear las de cultivo biológico y las de cultivo limpio. Hay diferentes marcas que las sirven.

Si queremos recogerlas de la naturaleza, buscaremos siempre lugares en los montes y bosques de zonas alejadas de las ciudades y carreteras o autopistas. Hay que evitar las pistas rurales así como las cunetas de todo tipo. Lo mismo haríamos respecto a los terrenos directamente bañados en su salida por pantanos y embalses en los que vierten las aguas residuales de campos tratados con las sustancias ya mencionadas. En Donostia muchas personas cogen Paretabelarra y otras plantas en el Muro de San Bartolomé. No comprenden que las partículas contaminantes son absorbidas e integradas por las plantas y que nosotros la incorporamos al utilizarlas o digerirlas. No es una cuestión de "lavarlas bien" como muchas veces me han dicho cuando les he informado de esto. Por supuesto que hay que lavarlas bien, pero la contaminación más grave es la interna, la que la planta ha hecho suya.

Afortunadamente nuestro organismo tiene recursos en forma de órganos de eliminación así como procesos y enfermedades de depuración que nos libran en cierta medida de los tóxicos que incorporamos. Pero no debiéramos cargarle con tan pesada responsabilidad por algunos motivos. Uno, porque los órganos como el hígado, riñones e intestinos también se cansan de este trabajo de limpieza y tarde o temprano empiezan a no hacer bien dicho trabajo. Dos, pòrque los tóxicos actúan también por acumulación en nuestras células. Tres, porque nunca antes la humanidad había sido tan agredida como ahora por tan diversas sustancias tóxicas. Dependiendo de la sustancia que se trate, la genética y de otros factores del organismo, la célula tiene un techo o tope para admitir màs agresión(es). Cuando este techo se alcanza, la célula dice "hasta aquí hemos llegado" y surge una degeneración o transformación patológica. Como nuestra entrada de tóxicos en nuestro sistema es cada vez mayor, sería ineligente minimizar en lo posible las agresiones de este tipo. La información pertinente y el tabajo personal son alternativas muy valiosas a la hora de asumir esta responsabilifdad sobre la propia vida. La información es poder, y no hay mayor poder que el Conocimiento.

Cuando los científicos afirman que nuestro organismo, gracias a los avances del progreso, podría vivir ciento veinte años, no puedo evitar el pensar lo que podríamos llegar a alcanzar si desde el nacimiento y a través de la sociedad cuidáramos nuestro valioso vehículo.

Si quieres formarte en el arte de la salud natural, si quieres tratar tus problemas de salud de forma integral y holística o si quieres conocer el mundo de las plantas medicinales "en vivo", llámame. Es mi mundo. Mi vocación. Mi tarea.

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